 
                                        Y de pronto llegó la calma
Historias del pasado
29 de Septiembre, según creo recordar que me ha dicho mi madre era miércoles, y nací yo. Como opino que cada alumbramiento, fue difícil para ella, pero ella es fuerte y obviamente, lo superó. Era fea, gorda y llorona, jajaja; Estas 3 cualidades me definían a la perfección.
Mi pre-infancia debió de ser magnifica, porque según se piensa, "de las cosas malas si te acuerdas y las buenas las olvidas", pues yo de esta época no tengo casi ningún recuerdo así que, empezamos bien.
No recuerdo bien las conversaciones con mi madre, pero creo que con 2 años y medio me operaron de paperas y estuve una semana entera comiendo helados, ¡qué semana más maravillosa debió ser!
A los 3 años de edad, toda una mujercita ya, nació mi hermana, Carolina, a mi parecer, nombre de ángeles; Jamás he visto una niña tan guapa; Carita redonda, ojos despiertos azul-cielo, aunque no empezó siendo buena comedora.
Con la edad que tenía, mis celos iban en aumento, antes de su llegada todos los besos de mis papas eran para mí, las caricias, los juegos y ahora tocaba compartir. Difícil tarea a enseñar a los niños.
Desde aquí hasta los 10 años, viví una vida bastante ajetreada, aunque no era nada para la que me esperaba.
Un par de años y los celos desaparecieron, la hice mi aliada, mi compañera para todo, sin ella me hubiera aburrido.
Un día, la di el desayuno, (creo que solo fue en una ocasión, pero me marcó por la situación); Mi madre estaba trabajando limpiando cocinas (de lo que se podía en aquel entonces) de 7 de la mañana a 8, pero por si acaso nos despertábamos, nos dejó el vaso de leche con cola cao muy muy muy caliente para que al despertarnos estuviera en su punto. Ese día, a mi hermana le comenzó a salir sangre por la nariz y empezó a llorar en su cuna, la cogí, la limpié y para que no se asustara ya que yo estaba aterrada, la empecé a dar el vaso de leche con cola cao y galletas mojadas, ya que yo pensaba que le había ocurrido eso porque le faltaba comer; Aysss que ilusa.
Jugaba con mi hermana a piedra, papel o tijera, que más tarde pasó a ser piedra, papel o tijera, cigarrillo y papelera. Saltábamos a la comba, veíamos los dibujos y en los anuncios nos los turnábamos a ver a quien le tocaba el más bonito.
Peleas..... Uffff, hemos tenido muchas, pero como la vida me ha enseñado, en cualquier familia las hay (aunque en la mía se han llevado en premio gordo de la Lotería Nacional).
Hemos pasado todas las enfermedades que antiguamente se pasaban, rubeola, sarampión etc.
Y así, pasa el tiempo y llega el día más importante de mi infancia y que cualquier niña desea a esa edad, mi comunión. He de decir, que en ese momento mi madre esperaba al único varón de sus hijos, con lo que la pobre, su belleza y la vida vivida hasta aquel entonces no la hacían justicia a lo guapa que es en realidad. Además, a mi hermana le habían detectado unos bultos en la cabeza, estaban haciéndole prueba, extrayéndole una muestra para analizarlo y ver si era maligno o no. Finalmente eran cúmulos de grasa.
Aun así, me sentía como una princesa; Zapatos nuevos, calcetines de puntillas, mi diadema de flores....El vestido fue el que llevó una de mis primas en su comunión y que como la economía de mis padres no era buena, no alcanzaban para comprarme uno nuevo, además estaba nuevo, así que, porque no aprovecharlo. Era precioso con su cancán y todo. Fue maravilloso el día.
El 4 de Octubre nace mi hermano, feo, feo, feo, pequeño y muy poca cosa, pobre...
Era mi juguete, yo a esa edad aún jugaba con muñecas, (cosa que hoy en día ya se ha perdido esa buena costumbre) era mi pepón y solo yo tenía una así, no existía ninguno igual.
Keko, aunque no se llama así es como le empezamos a llamar y como aún, a día de hoy continúo haciéndolo.
Me bajaba al parque con él, saltaba a la comba con él, veía a mamá darle de comer y aprendía, lo mismo sucedía con el cambio de pañal...Mi mejor regalo de reyes me llegó.
Una niña ejemplar, me gustaba aprender, los estudios bien y la niña fea y gorda se convirtió en mujer.
Y hasta aquí una vida como la de muchas personas y de la cual me siento orgullosa, pero que como ya he dicho, si esto han sido las rosas de camino, ya empezaban a marchitarse.
Antes de seguir me gustaría decir que, creo en el destino y que si he caminado por estos caminos embarrados, era para aprender y esperar las cosas buenas que tiene la vida.
Empiezo a enterarme de la mala vida que mi padre le estaba dando a mi madre, como consecuencia del agotamiento físico y mental de mi madre, ella decide separarse.
Ninguna ruptura es buena, para ninguno de los que en ese momento, ven su vida resquebrajarse. Una de mis tías, para explicarme que era una separación me dijo más o menos estas palabras: Un matrimonio es un folio, si se rompe (ella lo rompía y aquí sonaba como si me partieran el corazón en dos) no se puede volver a unir. Yo intentaba explicarla que con celofán podría volver a ser un folio y ella insistía que si se ha roto será por algo y que no hay que forzar a unir las cosas que no encajan como en los puzles.
La separación nos marcó a todos, a mis padres y a mis hermanos. De cómo han acabado alguno de los miembros de hasta este entonces familia, no voy a hablar, pero a mí me marcó y me hizo caminar por el sendero más espinoso y tenebroso que nadie querría ver.
Denuncias, insultos, peleas, palizas...... Sin entrar en detalles, así pasé los 3 siguientes años.
Pero terminaron, aprendí y valoré todo lo bueno que me rodeaba en ese instante y decidí no dejar pasar el tiempo sin hacer cosas, moviéndome, no tenía que mirar atrás, el mundo estaba ahí fuera esperándome, aclamándome, casi chillándome, "vive la vida", y así hice, vuelta a empezar a formar una vida con cosas buenas y nada malo.
Intenté avanzar en mis estudios, sin éxito y viendo que ese no era el momento para avanzar intelectualmente, como cualquier adolescente, empecé a vivir del cuento, en casita de mamá, sin dar ni un palo al agua hasta que conocí al padre de mis hijos.
Desde este momento hasta la actualidad también han ocurrido cosas buenos y malas, momentos maravillosos y los que nunca querría haber tenido que vivir, pero eso lo podrás descubrir en "Desilusiones amorosas".
Recuerda ser feliz.