 
                                        Y de pronto llegó la calma
Yo pensaba que...
Tras el divorcio traumático de mis padres nos cambiamos hasta en dos ocasiones de localidad y en el último fue cuando comenzó mi adolescencia, con 16 años.
En mi barrio conocí a “amigas”, “amigos” y a un más que amigo. J.M, estas son sus iniciales, mi primer amor de verdad (anteriormente había tenido novietes sin importancia). Nos íbamos en su moto al parque, salíamos de fiesta, nos besábamos, acariciábamos….en fin lo que viene a ser el primer amor, todo dulzura.
Pero después de creo recordar 2 años y poco rompimos, porque nos dimos cuenta que no teníamos tanto en común como pensábamos.
Con mis cambios de humor normales, con mi estilo de vida un poco alocada, con un futuro aún no definido salía de fiesta y me lo pasaba genial.
Un día fui a decirle a mi madre que ya había venido mi amiga y su novio a buscarme y que nos íbamos. Estaba en un bar de debajo de donde vive mi madre. Al entrar me fijé en un chico desaliñado, con el pelo rizado corto pero necesitaba ya un peluquero, con una parte del pantalón de chándal subida, bastante sucio la verdad, pero por alguna extraña razón, me fijé en él.
Empezamos a hablar, nos salimos fuera, a un banco de la plaza y empezamos a coquetear.
Ese día tenía que volver pronto a casa (las 2 de la madrugada) porque a las 3 salíamos de viaje mi madre y yo.
Después de hablar durante un rato con el chico aquel, conseguí que fuéramos en su coche a su casa, se duchara, cambiara de ropa y saliera con mi amiga y su novio. Todo hacía esperar que la salida fuera en plan parejita, y así fue.
Bailamos, reímos, jugamos…..y jugamos tanto que nos quemamos.
A las 5 de la mañana llegué a mi casa, menuda bronca me cayó, pero nunca hasta aquel entonces había estado tan a gusto con un chico. En mis vacaciones hablamos todos los días por teléfono durante media hora diaria, me decía palabras y frases que no había oído hasta aquel entonces. He de decir que la diferencia de edad no se notaba pero en las muestras de cariño, en aquellas frases y en detalles, yo si notaba los 6 años que era más pequeña que él.
Un noviazgo de 2 años con sus momentos buenos y los no tanto. Hay una frase que para abreviar lo que viene a continuación me viene como anillo al dedo y que yo le repetía una y mil veces, “Antes de llover, chipea”.
Un bebé en mi vientre, con tan solo 19 años…A mi madre casi la da algo. El día que se lo comuniqué no me habló, no podía articular palabra. Ella no quería que me ocurriera como a ella que me tuvo con la misma edad que yo tuve a mi primogénito.
Durante el embarazo yo hacía vida normal, obviamente ya no salía de fiesta pero aún no era consciente del futuro que me esperaba. El padre no quería unir su vida conmigo y me puso entre la espada y la pared, “O el niño o yo”. Decisión sin necesidad de pensarla, el niño, a ti te conocí en un bar y a mi hijo lo llevo dentro. Más tarde recapacitó, o eso pensábamos los dos y volvimos.
Boda rápida por mi pensamiento de casarme antes de tener a mi hijo. No recuerdo ese día, creo que he querido olvidarlo, por algo será
Llegaba el primer momento especial de mi vida, si quieres saber cuántos y cuáles son ve a “Momentos especiales”.
Todo lo malo acaba ;)